En pocos lugares del mundo puede encontrarse una variedad de suelos como la que existe en el Empordà. Laderas de pizarra, sedimentos de origen fluvial, terrenos ricos en limos y arcillas, suelos de grava… Esta heterogeneidad de las tierras en las que crecen sus viñedos permite a Perelada obtener unas uvas con una amplísima gama de matices. Unos matices con los que elabora vinos complejos y llenos de carácter.