Cuando mi abuelo, Miguel Mateu Pla, adquirió el Castillo de Perelada, decidió revitalizar la tradición vinícola del Empordà. En Perelada, esta tradición se remonta al siglo XIV, como atestiguan diversos documentos guardados en la biblioteca del Castillo, cuando los frailes carmelitas del Convent del Carme producían vino para abastecer a toda la región. Hoy en día, Perelada se ha consolidado entre las bodegas de mayor calidad, carisma y tradición de nuestro país y ha permitido que el Empordà, la región vinícola más antigua de la Península Ibérica, haya experimentado un espectacular resurgimiento. Mi familia y yo estamos muy orgullosos de los vinos y cavas que presentamos. Es una gama equilibrada y completa, capaz de satisfacer las más estrictas exigencias actuales.
Estos vinos y cavas nacen de un gran esfuerzo en diversos frentes. Por una parte, hemos plantado y adquirido viñas, seleccionando las mejores fincas de la comarca. Por otra, hemos formado un equipo de enólogos de gran prestigio. Cabe destacar además la importante labor realizada en el campo de la investigación, a través de la cual hemos podido aprender cómo aprovechar al máximo el enorme potencial vitivinícola del Empordà.
Atentamente,
Javier Suqué