La elaboración de vino en el Castillo Perelada está documentada ya desde la Edad Media, tal y como lo atestiguan varios documentos y pergaminos de la época que se conservan en la biblioteca. Cuando Miguel Mateu compró este conjunto monumental en 1923 uno de sus principales objetivos fue la revitalización de esta tradición vitivinícola, una tradición que hoy se encuentra más viva que nunca y que ha incorporado la más moderna tecnología para elaborar unos vinos que sacan el máximo partido de los matices de los suelos y viñedos del Empordà.
El Castillo
Con unos orígenes que se remontan a la Edad Media, la impresionante monumentalidad del Castillo de Peralada es una de las imágenes más emblemáticas del Empordà. El reflejo en el lago de sus dos grandes torres almenadas son el emblema de los vinos y cavas de nuestra bodega.
Peralada se alza en el centro de la llanura del Empordà, justo al lado de la Figueres de Dalí. Se trata de una de las villas más nobles de la zona. No en vano fue durante tres siglos el centro de un condado, Comitatus Petralatensis, cuyo primer titular fue Francesc Jofre de Rocabertí i de Pacs, Vizconde de Rocabertí.
Tras ser destruido por el fuego el primer castillo de los Rocabertí en el año 1285, en el siglo XIV éstos mandaron construir, fuera de las murallas, una segunda fortaleza que hoy se halla rodeada por un esplendoroso jardín, una hermosa iglesia gótica y un convento carmelita que cuenta con uno de los pocos claustros de este estilo existentes en Catalunya.
En 1923, el conjunto monumental del Castillo de Perelada fue adquirido por Miguel Mateu Pla, una de cuyas mayores ilusiones fue revitalizar la tradición enológica de la zona. En el caso concreto del Castillo de Peralada, la elaboración del vino es una actividad cuyos orígenes se remontan al menos al siglo XIV, tal y como lo atestiguan documentos y pergaminos de la época que se conservan en la biblioteca del castillo. Fue entonces cuando los monjes carmelitas construyeron las bodegas del convento, en las que elaboraban vino para el Condado de Peralada a partir de la uva procedente de los importantes viñedos de la zona.
Gran amante del arte y la cultura, Don Miguel instaló en el castillo sus colecciones de esculturas (principalmente medievales y renacentistas), retablos, tapices, muebles, pinturas, monedas, objetos de cristal, cerámicas, etc., todas ellas piezas de un valor inestimable. Amplió además la biblioteca del convento, que en la actualidad contiene unos 80.000 volúmenes entre los que destacan códices miniados, manuscritos góticos, más de 200 incunables, crónicas y otras joyas bibliográficas.
El convento acoge también un Museo del Vino, en el que se conservan los útiles de la primitiva bodega y un conjunto de 750 piezas de gran curiosidad histórica, testimonios reales de la lenta evolución de esta industria a través de los siglos, desde la Antigüedad hasta nuestros días.